Mi infancia transcurrió entre risas, aventuras con mi hermano y amigos, y los deliciosos aromas que emanaban de la cocina en manos de la mejor cocinera del mundo, a mi parecer, que era mi madre. En esa época, mi madre, Betty, se convirtió en mi admiración y ejemplo en el fascinante mundo de la cocina. Aunque mi niñez no tuvo las montañas de Cieneguilla como telón de fondo, las delicias que mi madre creaba en nuestra cocina infundieron magia en cada rincón de nuestro hogar limeño.

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A medida que crecía, la vida me llevó por distintos senderos, pero mi amor por la cocina persistió. Fue en Argentina, durante un viaje de especialización, donde germinó la semilla del cocinero en mí. En casa de mis amigos Fernando y Fabiana, decidieron organizar un buffet de comida peruana y, al ser el único peruano presente, me nominaron como chef. Aunque no tenía experiencia formal en cocina, los recuerdos de mi infancia y la pasión por la cocina de mi madre me guiaron. Con la ayuda de recetarios en internet y el apoyo de todas las mamás presentes, preparé cinco platos: Chaufa de mariscos, conchas a la parmesana, aji de gallina, lomo saltado y papa a la huancaina. El evento fue un éxito rotundo y desde ese día, descubrí mi vocación como cocinero.

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Hoy, mi madre y yo somos los fundadores de nuestro restaurante a puerta cerrada, un rincón culinario donde las recetas que pasan de generación en generación se entrelazan con la creatividad contemporánea. Junto a nuestras tradiciones familiares, hemos convertido nuestro hogar en Cieneguilla en un refugio culinario. "Sopas del Valle" no solo es una manifestación de nuestra pasión por la cocina, sino también un tributo a la resistencia y alegría que siempre hemos hallado en la comida.

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Cada plato en "Sopas del Valle" cuenta la historia de mi niñez y la conexión inquebrantable entre la familia y la cocina. Es un espacio donde las recetas tradicionales y la creatividad contemporánea convergen, ofreciendo a cada comensal una experiencia que trasciende los sabores; es un viaje a través de los recuerdos y la calidez de nuestro hogar.